Las puertas cerradas... de OSHO
Últimamente no siento mucha motivación por escribir, estoy rara, extraña, poco comunicativa, así que como no puedo evitar hacerlo, copiaré un pequeño texto de OSHO, el sabio OSHO, sencillo pero capaz de dar en el clavo siempre y de abrirte los ojos la mayoría de las veces. Ahí tenéis...ah, y no es un mensaje subliminal ni personal a nadie en concreto, es simplemente una reflexión en voz alta... un pensamiento mío, un alarido a gran escala.
"Cuando una puerta está cerrada, duele. Te enojas, llenas de odio, y no entiendes una simple aritmética: si tú quieres crecimiento siempre tendrás que estar listo para moverte a través de nuevas visiones, nuevos territorios y nuevos planos.
La separación total no existe, podemos terminar una relación, ya sea de amistad, ya sea de amor, ya sea de lo que sea, pero de ningún modo puedes borrar el vínculo. Cuando formemos otro matrimonio, otra amistad, otro amor, tendrá su lugar, pero no por ello podremos borrar la presencia del lazo anterior. Cada hecho ocupa un lugar imborrable en nuestra historia.
Un lugar que no tenemos más remedio que reconocer y respetar, sea cual sea.
Perdonar y perdonarnos libera el corazón y el alma. La culpa bloquea nuestra capacidad de amar.
Reecontrarnos con el amor o la amistad requiere de un trabajo previo: el reencuentro amoroso con nosotros mismos.
Aceptar nuestras limitaciones y aceptar nuestras debilidades. Si queremos permanecer abiertos a la vida y no sucumbir a la depresión o al cinismo, deberemos aprender a vivir con el corazón roto. Pero en verdad, lo que realmente se rompe es el caparazón que lo rodea, permitiendo abrirnos a nuestro interior y a la vez al mundo que nos rodea.
Concederle un espacio al pánico y a la desesperación que nunca nos permitimos sentir cuando éramos niños, o no tan niños, y entonces comprobamos que podemos soportarlo. Así nos reencontramos, nos preparamos para reencontrar el amor.
Si en lugar de acusar al otro pudiéramos preguntarnos qué tiene que enseñarnos la situación, qué cosa tendremos que resolver, sin duda podríamos ver más allá de los comportamientos del otro y, de esta manera, obtendríamos la oportunidad de curar las heridas que arrastramos.
Claro que esto no significa que nuestras acusaciones sean falsas; pueden ser muy ciertas. Puede ser verdad que el otro sea un desconsiderado, un agresivo, un invasor... pero no se trata de eso, de poner el acento en sus características, sino en nosotros mismos. En esta dirección, se trata de descifrar porqué estamos ahí, qué nos pasará para aferrarnos de esa manera. Cada conflicto nos conduce a revisar nuestras sombras, refleja las partes en las que estamos desconectados, ciegos.
La auténtica entrega es muy distinta a la idea de dar para retener al otro".
"Cuando una puerta está cerrada, duele. Te enojas, llenas de odio, y no entiendes una simple aritmética: si tú quieres crecimiento siempre tendrás que estar listo para moverte a través de nuevas visiones, nuevos territorios y nuevos planos.
La separación total no existe, podemos terminar una relación, ya sea de amistad, ya sea de amor, ya sea de lo que sea, pero de ningún modo puedes borrar el vínculo. Cuando formemos otro matrimonio, otra amistad, otro amor, tendrá su lugar, pero no por ello podremos borrar la presencia del lazo anterior. Cada hecho ocupa un lugar imborrable en nuestra historia.
Un lugar que no tenemos más remedio que reconocer y respetar, sea cual sea.
Perdonar y perdonarnos libera el corazón y el alma. La culpa bloquea nuestra capacidad de amar.
Reecontrarnos con el amor o la amistad requiere de un trabajo previo: el reencuentro amoroso con nosotros mismos.
Aceptar nuestras limitaciones y aceptar nuestras debilidades. Si queremos permanecer abiertos a la vida y no sucumbir a la depresión o al cinismo, deberemos aprender a vivir con el corazón roto. Pero en verdad, lo que realmente se rompe es el caparazón que lo rodea, permitiendo abrirnos a nuestro interior y a la vez al mundo que nos rodea.
Concederle un espacio al pánico y a la desesperación que nunca nos permitimos sentir cuando éramos niños, o no tan niños, y entonces comprobamos que podemos soportarlo. Así nos reencontramos, nos preparamos para reencontrar el amor.
Si en lugar de acusar al otro pudiéramos preguntarnos qué tiene que enseñarnos la situación, qué cosa tendremos que resolver, sin duda podríamos ver más allá de los comportamientos del otro y, de esta manera, obtendríamos la oportunidad de curar las heridas que arrastramos.
Claro que esto no significa que nuestras acusaciones sean falsas; pueden ser muy ciertas. Puede ser verdad que el otro sea un desconsiderado, un agresivo, un invasor... pero no se trata de eso, de poner el acento en sus características, sino en nosotros mismos. En esta dirección, se trata de descifrar porqué estamos ahí, qué nos pasará para aferrarnos de esa manera. Cada conflicto nos conduce a revisar nuestras sombras, refleja las partes en las que estamos desconectados, ciegos.
La auténtica entrega es muy distinta a la idea de dar para retener al otro".
Comentarios
Es claro que cuando se produce una ruptura, el dolor nos lleva por caminos normalmente no conocidos que a veces intentan enseñarnos cosas sobre nosotr@s mism@s. Los tiempos y fases son diferentes en cada relación y persona y de nada sirve luchar contra ello. Las situaciones extemas son las que más nos enseñan sobre nosotr@s , siempre que sepamos aprender de ello. Parece que tú estás empeñada en ello y deseo que así sea. Tu desmotivación actual es parte de tu proceso, seguirás avanzando, ya lo verás. Un beso
Lara T
Esperanza