La magia de las palabras...
A veces siento una envidia sana al observar la capacidad que tienen los buenos escritores de transmitir sentimientos a la humanidad. Desde muy pequeña mi mayor placer y mejor terapia ha sido siempre poder plasmar en un papel todo lo que me ocurría, impresiones, pasiones, desengaños, amoríos, y expresiones incluso banales de las cosas sencillas que nos rodean. El poder de las palabras que se entrelazan para comunicar ha sido y es mi única escapada y mi mejor aliado, por eso jamás renunciaré a ello ni dejaré de hacerlo mientras viva.
¿Escribir puede hacer que cambie algo a nuestro alrededor?... posiblemente sí, y es más, no sólo alrededor, sino dentro de nosotros mismos, porque cada palabra emitida, cada frase coherente, se aloja en nuestro conciencia y va formando parte de la propia existencia hasta llegar a modificar nuestra historia. A lo largo de ésta, palabras, frases, pensamientos reproducidos hasta la saciedad, nos han acompañado siempre, por la necesidad del ser humano de comunicarse, ya sea de forma escrita, oralmente o a través de cualquier manifestación artística. Más que nunca, ahora pienso que la palabra o la comunicación de cualquier tipo tiene la cualidad de hacer reaccionar de inmediata a las personas que la reciben, que puede ser una reacción silenciosa, atronadora, negativa o positiva, insolente o cargada de respeto; esas voces van haciendo poco a poco mella en los receptores y en la mayoría de los casos no somos muy concientes de ello.
Pero la palabra es mágica, tiene un poder infinito y jugar y ser concientes de ello es de suma utilidad. Podemos tratar de emitir palabras bellas que inciten la pasión de lo auténtico, el presente, por ejemplo, o podemos cargarnos de un plumazo la maravillosa capacidad que tienen, exponiendo vocablos insulsos, groseros y en muchas ocasiones a destiempo.
En nuestras manos está en muchos casos y en nuestro aparato fonador en otros, el lograr una u otra reacción. Yo no me había percatado de todo esto hasta que tantas personas han comenzado a leer a la vez mis entradas, mis pensamientos, mis gritos, así que a partir de ahora mediré las posibles consecuencias de mis mensajes, porque temo que van cargados de repercusiones que ni yo misma alcanzaba a imaginar y que por supuesto no he deseado jamás.
Comentarios
L.T
Muchas veces pasa eso, cualquier garabato literario que hacemos se hace en plan terapeutico incluso para provoca una reaccion personal, una reaccion que hace que se despierten los sentidos.
Ahora mismo diria que mis sentidos se han despertado en tus entradas y reconforta, incluso diria que es terapeuticamente adictivo :D :D
Um abraço forte