Qué difícil expresar la hondura del silencio...
Pensamiento del día 5 de agosto de 2010: “En todos los lugares donde hay una mancha de color, una nota de un canto, una gracia de la forma, hay una llamada al amor.” (Tagore)… y mientras se sucede el día, con más ternura que otra cosa, los planes se hacen y se deshacen al antojo de un día veraniego sin prisas.
Tú, respetando el buen nombre de la siesta patria, sagrada y reparadora, y yo, auscultando tus latidos y saboreando el momento que me ofreces, velo tus sueños. De pronto abres los ojos y me dices en un susurro: “¡vamos a la Sierra!”. Y así lo hacemos, improvisando la vida, como siempre.
Subiendo las curvas de Sierra Nevada me explicas que esta ciudad mora, donde se hospeda desde hace siglos ese castillo rojo que mira eternamente al río Dauro, tiene un extraordinario privilegio, cualquiera que lo desee pueda tocar la nieve del Veleta o meter sus pies en el mar en solo 40 minutos. Dos paraísos tan cercanos y tan encontrados, contraste maravilloso.
Coronamos más de 2000 metros de ilusión y recorrimos con sonrisas y mucho oxígeno algunas curvas más a pie, con la única banda sonora que la calma de la naturaleza más apartada nos podía brindar.
Qué difícil es expresar la hondura del silencio. Supongo que demasiado oxígeno en mi cabeza, por eso las palabras no me salen ahora…me cuesta hilarlas.
Emociones fuertes las del silencio penetrando en nuestros oídos y no la de los motoristas que aferrados a sus máquinas nos adelantaban a toda velocidad. La plenitud del ahora, la inmensidad en nuestras manos y ojos, eso sí que fue toda una impresión fuerte…el silencio de las montañas, el de los árboles que dejamos a los lados, la mudez de la nieve que aún reposa en las lomas para dejarnos el rastro de un invierno duro, y hasta la quietud del pájaro que nos cantó suave para no perturbar el placer de ese improvisado viaje. Todo me llena los pulmones con instantes, sólo instantes, la suma de toda una vida que tal vez llegue… quién sabe, la suma tal vez de nada. Sólo presente, sin más futuro que el beso furtivo que te pido tras suspirar hondo. No quiero nada más ahora, sólo requiero el soplo que dura una sonrisa robada. Mañana ya se verá.
Qué difícil expresar la hondura del silencio. Mejor callar y disfrutar del acogimiento que da el silencio en compañía. Mejor callar y observar con distancia el atardecer en la Sierra.
Comentarios
nieves
Bonita entrada.
Saludos.
un abrazo