No quiero pensar en nada más...
Mis alas, ya lo dije, plegadas durante mucho tiempo, se han
sacudido esa pátina de polvo que las cubría, y me han llevado lejos. Ahora
estoy aquí, rodeada de montañas, naturaleza, sonidos de pájaros, zumbidos de
insectos, nubes caprichosas, un sol que calienta suave durante el día, y una
luna que refresca mis noches con una brisa nueva. Ahora, aquí, estoy pensando
sólo en lo que vivo a cada instante. Hoy me siento simple, como una hormiga en medio de un gran
bosque. Y no me hicieron falta largas meditaciones o posturas extrañas para
atrapar energía del universo. No, no ha sido necesario. Simplemente estoy
vibrando en la misma órbita que lo hace la naturaleza y ésta me ayuda a ralentizar
mi actividad diaria. Me siento humilde, me siento simple.
Hoy observo mis
emociones y me pregunto: “¿Qué está aconteciendo dentro de mí ahora?”. No
preciso de respuestas complicadas, sólo quiero sentir. No quiero pensar en nada más, nunca me sirvió
cavilar más allá de lo que acontece ahora. Preocuparse no es positivo, lo
correcto es “ocuparse”, y es lo que hago.
Vinieron las
vacaciones como un regalo del cielo, después de un curso duro de aprendizajes
que se quedarán para siempre como impronta de lo que pude haber evitado pero no
supe hacer, o tal vez no quise… ¿Qué importa eso ahora?, todo aquello pasó y
hoy me siento más afortunada que ayer por haber salido airosa de ese incidente.
Aprovecho algunas horas libres que tengo para expresar de forma simple esta
sencilla aventura que es mi vida hoy. No quiero pensar en nada más.
No deseo concentrarme en mis pensamientos, al menos no en
ciertos pensamientos. Puedo fastidiar este invento precioso que vivo aquí y
ahora. Las reflexiones pueden distorsionar mi mundo y es lo último que quiero
provocar. Si mis pensamientos interfieren negativamente, los aparto de un
manotazo lejos de mí, como si de moscas molestas se tratasen. Si la frecuencia
de esos pensamientos coincide con mis emociones actuales, entonces les abro la
puerta y les invito a acomodarse en mi corazón. Sólo allí, sobre ese músculo
que ahora late tranquilo, podrán ser transformados después de pasar por la
criba especial del cariño, el amor y la paciencia.
No quiero pensar en nada más. Sólo quiero seguir sintiendo
estas emociones: alegría infinita por todo lo que mis oídos están escuchando,
amor hacia todo lo que mis sentidos perciben, y paz en mi corazón. Así de sencillo. No hay
trucos de magia, no hay artilugios extraños ni nada complicado en mi vida
AHORA. Todo parece ocurrir con la facilidad con la que la sangre circula por
este cuerpo que me ha tocado en prenda. Ahora lo que transita de forma natural por
mi interior es amor, pero un amor global, contagioso, sin causas confusas, sin consecuencias oscuras… amor sin
enredos de vodevil o dramas insufribles
que ensucien mi alma.
Ahora mirar al futuro es hasta incómodo. Pensar en el porvenir
me hace vulnerable en este presente, por eso lo aparto. No quiero pensar en
nada más. Pensar puede provocarme miedo y escalofrío… ¿Qué pasará mañana?...No sé, no sé. Quizás tampoco
quiera saberlo, es mejor así.
Sé que tengo un futuro que espera, pero no puedo mirarlo de
frente ahora, porque me perdería pasajes
presentes, y eso no me lo perdonaría. Puedo manejar el momento que ahora vivo,
pero el mañana irremediablemente se me escurre entre los dedos como la arena
del mar.
El tiempo es un engaño, una ilusión, por eso no quiero
mantenerme mucho tiempo mirando el horizonte.
Sólo observar alrededor detenidamente, mirar el entorno donde se mueven
hoy mis huesos y mi alma, y disfrutar. Mi único punto de referencia será este
momento. No quiero embarcarme en aventuras futuras. Agarraré al presente por las alas y pararé el
tiempo. La presencia aquí es lo único
que poseo. No quiero pensar en nada más.
Comentarios
que es el instante del presente.
Dulce tu vuelo blau ocell.
:)
Un abrazo
P.V
Me gusta este giro.
abrazos
María