La ausencia presente...
Ausencia:
· Alejamiento,
separación de un lugar.
· Privación
o falta de algo.
· No existir
o no estar presente donde cabía esperar ( Locución: “brillar por su ausencia”)
Hace años que sufro de ausencias. Las ausencias se
colaron por debajo de mis ropas y se acomodaron en mis huecos. Me muerden donde
más duele. Mordisquean mis brazos, mis manos y se pasan mis dedos por la nariz
para olfatearlos como si fueran un alimento sagrado.
Ausencias con nombre propio y con mayúscula. Ausencias que suenan a pureza
inocente. Y como hacen los sonidos al ser pronunciados, así se alargan mis
ausencias, como un silbido, como una goma elástica. Las ahogo en mi boca cada
día para que no se escapen y nadie me las arrebate. Suenan como un eco sedoso
dentro de mi mente y nunca me descuidan.
Son siempre ausencias muy presentes.
Ausencias con nombre propio.
Cuando la noche se aproxima de puntillas y con un silencio oscuro, las
ausencias se meten en mi cama y me persiguen bajo las sábanas, sábanas frías de
esperarte. Después se meten en mis sueños y se quedan dormidas.
Hace muchas lunas suspiraba para que la noche llegase pronto. Era el
momento del día en que tu alma y la mía se entrelazaban sin obstáculos molestos.
Allí estábamos tu presencia y la mía, desnudas, blancas. Ahora temo que se
acerque la hora. La oscuridad va dando paso a la nostalgia. Lo negro eclipsa la
luz que dejaste en mis manos. Me duele
la ausencia. La ausencia de todo lo importante. La ausencia en el sentido
amplio de la palabra.
Hasta los vocablos que se imprimen con tanto amor y vuelan kilómetros hacia
mí, se me empapan hoy de ausencia. Las palabras llenas están ausentes, los
colores de las risas están ausentes, como están ausentes los besos que se
lanzan al vacío para ser recogidos con lazada. Por fortuna todo llega a su
destino… vocablos, risas, besos; pero al masticarlos, siento un sabor de
ausencia blanda, de ausencia vacía.
Demasiado tiempo calada hasta los huesos de fría ausencia.
Me siento como ese plato que se debate en el borde de la mesa pero que nunca
cae, creando incertidumbre. Como esa copa que tintinea brindando sin palabras. Como
ese vino bebido a solas, en silencio y que debiera ser conversado.
Ausencias en el alma. Ausencias en las vísceras. Ausencias de mí. Ausencias
de ti.
Pero mi ausencia mayor es la de estar huérfana de ti. Tu ausencia me cogió un día de la mano, la apretó para que nunca cayese al vacío y hoy duerme a mi lado como una compañera fiel.
Pero mi ausencia mayor es la de estar huérfana de ti. Tu ausencia me cogió un día de la mano, la apretó para que nunca cayese al vacío y hoy duerme a mi lado como una compañera fiel.
Comentarios
Cómo te entiendo estos días...
¿Quién dice que la vida imaginaria es menos que la vida real? Los sentimientos y las sensaciones son tanto o más intensos es una como en otra... Y valen la pena y nos curan y nos salvan...
Después de la ausencia, la presencia gana en intensidad. Apuremos los instantes...
Si las circunstancias fueron fortuitas, esas ausencias se explican solas, pero si no hay explicaciones lógicas, parece hasta injusto que desaparezcan de nuestras vidas personas importantes.
Suscribo todo, como siempre y disfruto leyéndote.
Un abrazo
María
Besos y gracias por tu presencia
Un abrazo fuerte.
Tu presencia se siente siempre
Si alguien encuentra un antídoto contra el sufrimiento de la ausencia, que me lo haga saber.
bienvenido o bienvenida,
Ves?... Aquí noto la ausencia de una firma, la que sea...
Saludos
Laura
Echo de menos algunas presencias importantes y tú eres una de ellas.
Besos muy muy grandes
Etcétera
Una buena amiga de la sangre de Cristo que a diario le reza a Baco que ya le ha hecho un par de milagros que parecían imposibles.
P.V