Yo y mis "dis"capacidades...
Llevo dando vueltas al
tema de la "dis"capacidad hace semanas, y
hoy quiero salir del armario. Quiero ser visible, desnudarme, abrir sin reparos
mis puertas para airear mis debilidades, mis "dis"capacidades. Tengo tantos defectos
de fábrica, que enumerarlos aquí resultaría muy difícil.
Como buena “miope magna” (
qué bonito suena eso, ¿verdad? ) tengo un sentido de la orientación bastante penoso. ( Pues no, no veo las señales de
tráfico bien, ¿pasa algo? ). Me he perdido cientos de veces, pero no me ha importado mucho, siempre
he llegado a mi destino. He circulado por calles donde estaba prohibido
circular porque me resulta casi imposible atender a muchos estímulos a la vez.
Por eso tal vez me encante conducir sola y por autovía.
Esa llamada "dis"capacidad visual me
hace ser una persona muy despistada ( para algunas cosas ). Y algunos hasta piensan que no les escucho lo suficiente. No
es así, ya sabéis, demasiados estímulos a la vez me aturulla, sobre todo si
esos estímulos vienen por sorpresa. Necesito tiempo para reaccionar. Mi tiempo.
La miopía te capacita para percibir detalles mínimos, pero me asustan o pasan
desapercibidos los grandes. Me muevo como pez en el agua en espacios pequeños,
pero me puedo extraviar en un edificio
si no encuentro señales visuales que me ayuden a orientarme. Soy muy
observadora, aunque pueda parecer contradictorio, y eso es muy bueno para mi trabajo, porque detecto tantos los
fallos como los talentos escondidos. Pequeños fallos que vamos limando y
pequeñas habilidades que desarrollamos poco a poco. La vida es un juego de
compensaciones.
Otra "dis"capacidad es mi memoria flaca, un tipo de memoria, claro. Mi mente está lleno de esquemas con información clasificada en distintos
colores y escrita con grandes trazos, pero no soy capaz de retener muchos nombres
propios, ni muchos títulos de libros que ya he leído, ni de películas que ya he visto, ni datos inútiles ( para
mí ) como son los elementos de la tabla periódica, el elenco completo de una
película, o como les ocurre a muchas personas, la bibliografía de tal o cual
escritor sin haberse leído un solo libro del mismo. Para lo único que me
servirían esos datos sería para presentarme a concursos de televisión…y como
detesto competir, pues nada. Dejen que
les diga algo, si siento que no voy a necesitar cierta información, tengo un
resorte que elimina de la primera capa de mi memoria ciertos datos. Siempre ha
sido así, me guste o no me guste. Ya quisiera yo otra cosa, pero así me
fabricaron. Si necesito alguna
información siempre puedo preguntar. Sí, yo soy de las que pregunta mucho por
la calle para no perderse. Afortunadamente siempre hay alguien en el momento
justo y en el sitio adecuado. Eso sí, para compensar diré que tengo una buena memoria
a largo plazo. Recuerdo diálogos completos de conversaciones y hasta la ropa
que llevaba ese día. Sobre todo retengo en la memoria sensaciones. Tal vez no
os pueda contar lo que ocurre con detalle en algún libro, pero sí la
sensación que tuve al leerlo. No sé la utilidad de este tipo de memoria, pero
seguro que la tiene, como todo en este mundo.
Me he preguntado mil veces
el motivo por el que estudié Educación Especial y no Periodismo como también
sopesé en su momento. Siempre me atrajeron las desigualdades, y enseñar a otras
personas a vivir con sus diferencias fue en su día un reto que me atrajo mucho
y que ahora intento hacer cada día lo mejor que puedo. Desde bien pequeña me
acercaba a las compañeras ( digo compañeras porque
estuve hasta los diez años en un colegio segregador. Afortunadamente mi padre
nos preguntó un día en un almuerzo: “¿quién se quiere cambiar de colegio?”. Un
hermano y una hermana todavía muy pequeños levantaron la mano conmigo. Cómo
agradezco aquella oportunidad que nos dio nuestro padre. El cambio fue brutal,
pero necesario.) que necesitaban ayuda
con las tareas escolares. También a esas otras que andaban siempre solas en el
patio del recreo porque o tenían pocas habilidades sociales o mucho miedo al
mundo. Yo también me sentía diferente como ellas, tal vez mis diferencias eran
otras... una extranjera en mi pueblo, una forastera en el colegio y una marciana
dentro de mi familia. Puede parecer divertido ahora que lo veo a cierta
distancia, entonces no lo era tanto. Yo suplía mis debilidades con grandes
dosis de humor y locuacidad, hablaba por los codos y a todo le sacaba un chiste.
Camuflaba mis incapacidades con estrategias sociales que me salían de forma
natural para ir creciendo en solitario. Capacidades que desarrollé por
necesidad, la de sobrevivir en un mundo de “normales” y de “seres perfectos”;
mi única tabla de salvación, que manejé como pez en el agua para después
adaptarme bien a las diferentes situaciones, no sin miedo, por supuesto, pero
con la valentía suficiente como para seguir adelante y salvarme.
Eso sí, es importante que
las personas que te rodean crean en ti, como hago yo con mi alumnado. Comprender
que somos diferentes al resto del mundo nos hace mejores personas, más
abiertas, más tolerantes. Si creo que un alumno es capaz de redactar con un
poco de ayuda un texto coherente, un pequeño cuento, por ejemplo, pero no es capaz de conjugarme el pretérito
pluscuamperfecto de Indicativo cursando (ya) sexto de Primaria, le
recompensaré, porque para m í es el campeón del día;
si puede hacer “esto o aquello” lo hará, le tome el tiempo que le tome, sólo
hay que priorizar lo que es y lo que no es importante para cada persona. El
tiempo es muy relativo y todos NO podemos correr cien metros en menos de diez
segundos. Diez segundos también es algo muy relativo, y mantener un récord toda
la vida una tarea imposible. Ahora bien, si nos comparamos con el resto del
mundo y nuestra vida gira en torno a la competición, nos frustraremos y no
seremos felices nunca. He competido durante años nadando en diferentes
piscinas. No me gustaba hacerlo, perder o ganar para mí era irrelevante. Mi padre,
que también era nuestro entrenador, nos decía siempre que no había rivales. Nos
aconsejaba que compitiésemos con nosotros mismos. “Tenemos que intentar bajar
nuestro crono, mejorar nuestra marca…y lo importante no es participar como
dicen, no, lo importante es mejorar día a día", solía decir. Jamás me llevé una regañina por
perder en las competiciones, ahora bien, lo pasaba realmente mal; mis tripas se
resentían y mi tensión subía hasta que terminaba mi intervención. Nunca me
gustó competir, ni dentro ni fuera de una piscina, y esta sociedad competitiva
me ha hecho correr en diez segundos carreras que no he querido correr.
Desnudarse así tiene sus
inconvenientes, puedes quedar desprotegida ante las personas que creen que las
discapacidades te frenan a la hora de vivir la vida de manera normalizada. Me
gustaría que cada una de las personas que lean este post se mire dentro en
busca de esos pequeños defectos de fábrica. No es un mal ejercicio. Servirá
para ser más humildes a la hora de mirar a los que nos rodean. Nadie debería
caminar por la vida buscando la perfección, porque se convertiría en un sujeto
gris. Pensar que nadie es perfecto sería lo más lógico, y andar al paso que nos
marquen nuestras propias capacidades, lo más sano. De lo contrario nos
estaríamos dando de bruces todo el tiempo.
Soy así, no hay más. Aceptar
todas esas faltas con deportividad es lo que toca, y a estas alturas de la pel ícula
puede que no me reforme mucho más, aunque si logro cambiar algunas cosas,
intentaré que sea siempre para bien. Superar las dificultades es una gozada, lo
veo cada día en mis clases. Eso sí, si las personas que nos rodean conocen
nuestras debilidades y saben ser empáticos, los obstáculos se superan sin mayores
problemas. Mucha calma, amor y comprensión para crecer, eso es lo más
importante.
Si tenéis tiempo, os invito a ver esta película. Es una buena reflexión. (está completa y con subtítulos en el idioma que deseéis)
Comentarios
Besicos en medio de esos ojazos con miopia magna. :)
A todo esto, me ha encantado tu blog... que tengas un hermoso día......un abrazo
Y llamarlo "discapacidad" no es más que un formalismo. Nadie es discapacitado, como dice Julieta, tenemos fallos de fábricas porque no somos perfectos, y eso es lo guay de vivir. Imaginas un mundo de perfectos y perfectas? No quiero ser un robot.
Besitos a ti, guapa
Besos y encantada de que te hayas pasado por este humilde rinconcito.
Etcétera