El arte de acariciar...

Nuestro cuerpo, esqueleto, musculatura, órganos vitales…vienen de fábrica envueltos en un traje de más de dos metros de extensión llamado PIEL. La piel está dotada de millones de terminaciones nerviosas que se encargan de hacernos apreciar cualquier roce como un escalofrío delicioso. Cierto que esas terminaciones nerviosas propias son similares a las del resto de los seres humanos, pero la energía con la que yo regalo esas caricias son sólo mías, particulares e intransferibles.
No acaricias igual la tripa de un bebé que el vientre de tu amante o las manos de un anciano. Es elemental aprender a tocar de forma personal y dejarse acariciar de igual modo. Rozar con los pechos otro pecho cercano, morder con las pestañas un lóbulo apetitoso, lamer con los dedos recovecos insondables, coquetear con los labios un cuello sugerente, besar con los ojos el aire que respira la persona amada, pasear con la lengua por espaldas dormidas, avivar con los dientes un pezón que nos observa, etc, etc.
Lo más maravilloso es descubrir a alguien que disfrute con cada roce mío, porque no todo el mundo tiene la capacidad de saborear una caricia, algunos permanecen impasibles; otros, los más afortunados, reciben con cualquier roce una ducha de placer infinito.
Y no cabe duda que la presión y la velocidad de las caricias son de gran importancia… si nos excedemos podríamos estropear la obra de arte que supone rozar la piel de otra persona, así que debemos medir cada movimiento, impregnarlo de dulzura, de mucho amor y por supuesto de cierta maestría. Aconsejo que cada caricia sea original, propia e inédita. Cuando ofrezco una caricia actúo con generosidad y las firmo… Hagan lo mismo y tendrán una denominación de origen excelente, siempre se recordarán.
Comentarios
Croquette...jajaja..soy yo
Una dosis diaria de caricias es terapéutico, así que enviadarás a muchos y a muchas.
Bsss
L.T.