AL MAL TIEMPO BUENA CARA
Mi abuela solía decir que cuando te preguntasen por la salud o por el ánimo, siempre debías responder que estabas muy bien. Ella fundaba esta idea en algo que ni ella sabía, al menos en teoría, la ley de la atracción. Si tú sonríes, probablemente te responderán con otra sonrisa, por eso decía que siempre debíamos estar contentos y agradecidos. ¿Era feliz?, bueno, pasaron muchas cosas en su vida, grandes tragedias, porque vivió antes, durante y después de la guerra civil española, ¡podéis imaginaros!... su apariencia siempre fue de felicidad plena, sonrisa en ristre deambulaba por la calle saludando a todos los vecinos del pueblo. Ella vivió una vida sencilla, sin derroches, sin desear más de lo que podía obtener de su realidad. Porque, y aquí quería yo llegar, si deseamos más de lo que podemos abarcar, jugamos a perder. En muchas ocasiones incluso desear es necesitar con tanta desesperación que nos imposibilita vivir si no es para satisfacer ese deseo, algo absurdo en casi todas las ocasiones, ya que en el momento de satisfacer ese deseo, comenzamos a desear otra cosa. No defiendo el hecho de no desear nada para ser feliz, por supuesto, porque el que no desea nada no sufre decepciones, pero tampoco satisfacciones. Lo que quiero decir es que debemos anhelar aquello que está en nuestras manos, que es absurdo esperar, acariciar un deseo a sabiendas de que no se cumplirá.
Comentarios
Ambas, y tú por supuesto, tenían razón.
Iván
Por cierto la foto es genial.
Esperanza