La eutanasia, morir con dignidad

Actualmente estoy viviendo el viaje sin retorno de la madre de una persona muy importante, hecho que ya he vivido en varias ocasiones antes y que me hace reflexionar hoy sobre la eutanasia.
Nuestra educación cristiana, seamos o no practicantes, hace que nos sintamos crueles al desear que un ser humano con una enfermedad terminal muera cuanto antes. ¿Cómo verbalizar esto con una persona querida agonizando?... Difícil situación, yo no lo he pensado nunca con mis seres queridos, pero tal vez porque siempre creí que había esperanzas. No es el caso de muchos enfermos que están encamados y dependientes de sus familiares y profesionales hasta para respirar. Todos ellos quizás hayan sido padres o madres y han estado cuidando de sus hijos como se merecían, limpiaban sus culitos de bebés, los alimentaban y los lavaban cuando estos lo requerían. Ahora tal vez son ellos los que necesiten ayuda para hacer cualquier actividad tan básica como ésas que he nombrado y se sienten estériles y avergonzados tal vez de ser dependientes, de demandar hasta el oxígeno que respiran. La dignidad del ser humano rebajada hasta tal punto que el deseo de morir lo tienen ellos antes que nadie.
La polémica eutanasia, legal en Suiza por ejemplo, hace que muchos se nieguen a mover un dedo con un ser humano que pide morir a gritos porque los dolores son insoportables y se sienten como vegetales. Seguro que más de uno se ha tenido que ver en su realidad cotidiana con la tesitura de tener que llevar a su perro o a su gato enfermo al veterinario, para que le ayudase a morir, porque el animalito sufría… Los animales sufren igual que los seres humanos, señoras y señores, reflexionen sobre eso. Nadie queda con un trauma después de que su mascota muera de esa forma porque “ya no sufrirá más” y es de humanos ese acto tan bondadoso. Pero…¿por qué tanto estruendo si en vez de una mascota es un ser humano, un familiar, el que te pide con lamentos que desea morir ya?... Porque los lamentos de tus familiares se incrustan en lo más profundo y te sientes impotente. En ese momento eres tú el que se siente como un vegetal, porque no puedes hacer nada para aliviar ni para que mejore, ya que en la mayoría de los casos, nada puedes hacer.
Y no hablo de la eutanasia pasiva. Vale que por un motivo compasivo, la eutanasia se puede producir tanto por una acción como por una omisión. Parece ser que si la eutanasia es dirigida, es decir, inyectas algo químico al enfermo para que el sufrimiento sea menor, resulta más confuso de entender cuando se hace un análisis ético, pero yo diría más, la comedura de coco es mayor cuanto más religioso sea ese análisis, así que hablando de este tema la Iglesia debería siempre quedarse a un lado y mirar más hacia las cientos de camas que hay en el mundo con enfermos esperando morir. He visto en muchas ocasiones actuar por omisión, porque “ya nada se podía hacer” y ese acto lo veo mucho más cruel.
Según las leyes suizas, quien colabora en un suicidio sólo puede ser interrogado por las autoridades con el fin de comprobar si hubo o no delito. Es una ley que se remonta a los años 30, época en las que hubo grandes epidemias y donde los avances médicos no se encontraban tan adelantados. Sin embargo, en Inglaterra, prestar asistencia a un suicida es un crimen censurado con un máximo de catorce años de cárcel.
Sé que muchos de los que me lean se echarán las manos a la cabeza, porque pensarán que ayudar a un familiar a morir (dignamente) es cometer un asesinato. Para mí, y después de muchas reflexiones, puede ser uno de los actos más amorosos que existen. Cuando lloramos ante un moribundo, nos decimos y repetimos que ya no lo volveremos a ver más, que ya no te dirá esas cosas tan bellas que te decía y que jamás podremos pedirle consejo sobre cualquier tema, pero no solemos respetar mucho su deseo y tampoco vemos que todas esas acciones que antes hacía con la alegría y la fuerza infinita que le daba la salud, ahora no puede hacerlas. Es duro, pero es cierto, nos aferramos a los recuerdos, creyendo que por tener con vida a la persona amada o querida a nuestro lado es suficiente… y no es así. ¿Le hemos preguntado qué desea?
Mi madre, mujer de 77 años, de la cual ya he hablado en alguna ocasión, me sorprendió hace unos días comentando que si ella se ve en una situación de dependencia total y postrada en una cama, actuemos ayudándola a morir de forma digna. No me asombró tanto, ya que mi querida madre cada vez está más abierta a todo pensamiento avanzado, cosa que le honra. También quiero expresar públicamente, y aprovecho la ocasión que me brinda mi propio blog, que para eso es mío, puesto que nunca se sabe lo que puede pasarnos mañana, que yo también deseo ser ayudada a morir si el momento lo requiere y que por favor, este cuerpecito que me adorna lo donen a un hospital universitario para investigar, como hizo mi padre. Amén…
Nuestra educación cristiana, seamos o no practicantes, hace que nos sintamos crueles al desear que un ser humano con una enfermedad terminal muera cuanto antes. ¿Cómo verbalizar esto con una persona querida agonizando?... Difícil situación, yo no lo he pensado nunca con mis seres queridos, pero tal vez porque siempre creí que había esperanzas. No es el caso de muchos enfermos que están encamados y dependientes de sus familiares y profesionales hasta para respirar. Todos ellos quizás hayan sido padres o madres y han estado cuidando de sus hijos como se merecían, limpiaban sus culitos de bebés, los alimentaban y los lavaban cuando estos lo requerían. Ahora tal vez son ellos los que necesiten ayuda para hacer cualquier actividad tan básica como ésas que he nombrado y se sienten estériles y avergonzados tal vez de ser dependientes, de demandar hasta el oxígeno que respiran. La dignidad del ser humano rebajada hasta tal punto que el deseo de morir lo tienen ellos antes que nadie.
La polémica eutanasia, legal en Suiza por ejemplo, hace que muchos se nieguen a mover un dedo con un ser humano que pide morir a gritos porque los dolores son insoportables y se sienten como vegetales. Seguro que más de uno se ha tenido que ver en su realidad cotidiana con la tesitura de tener que llevar a su perro o a su gato enfermo al veterinario, para que le ayudase a morir, porque el animalito sufría… Los animales sufren igual que los seres humanos, señoras y señores, reflexionen sobre eso. Nadie queda con un trauma después de que su mascota muera de esa forma porque “ya no sufrirá más” y es de humanos ese acto tan bondadoso. Pero…¿por qué tanto estruendo si en vez de una mascota es un ser humano, un familiar, el que te pide con lamentos que desea morir ya?... Porque los lamentos de tus familiares se incrustan en lo más profundo y te sientes impotente. En ese momento eres tú el que se siente como un vegetal, porque no puedes hacer nada para aliviar ni para que mejore, ya que en la mayoría de los casos, nada puedes hacer.
Y no hablo de la eutanasia pasiva. Vale que por un motivo compasivo, la eutanasia se puede producir tanto por una acción como por una omisión. Parece ser que si la eutanasia es dirigida, es decir, inyectas algo químico al enfermo para que el sufrimiento sea menor, resulta más confuso de entender cuando se hace un análisis ético, pero yo diría más, la comedura de coco es mayor cuanto más religioso sea ese análisis, así que hablando de este tema la Iglesia debería siempre quedarse a un lado y mirar más hacia las cientos de camas que hay en el mundo con enfermos esperando morir. He visto en muchas ocasiones actuar por omisión, porque “ya nada se podía hacer” y ese acto lo veo mucho más cruel.
Según las leyes suizas, quien colabora en un suicidio sólo puede ser interrogado por las autoridades con el fin de comprobar si hubo o no delito. Es una ley que se remonta a los años 30, época en las que hubo grandes epidemias y donde los avances médicos no se encontraban tan adelantados. Sin embargo, en Inglaterra, prestar asistencia a un suicida es un crimen censurado con un máximo de catorce años de cárcel.
Sé que muchos de los que me lean se echarán las manos a la cabeza, porque pensarán que ayudar a un familiar a morir (dignamente) es cometer un asesinato. Para mí, y después de muchas reflexiones, puede ser uno de los actos más amorosos que existen. Cuando lloramos ante un moribundo, nos decimos y repetimos que ya no lo volveremos a ver más, que ya no te dirá esas cosas tan bellas que te decía y que jamás podremos pedirle consejo sobre cualquier tema, pero no solemos respetar mucho su deseo y tampoco vemos que todas esas acciones que antes hacía con la alegría y la fuerza infinita que le daba la salud, ahora no puede hacerlas. Es duro, pero es cierto, nos aferramos a los recuerdos, creyendo que por tener con vida a la persona amada o querida a nuestro lado es suficiente… y no es así. ¿Le hemos preguntado qué desea?
Mi madre, mujer de 77 años, de la cual ya he hablado en alguna ocasión, me sorprendió hace unos días comentando que si ella se ve en una situación de dependencia total y postrada en una cama, actuemos ayudándola a morir de forma digna. No me asombró tanto, ya que mi querida madre cada vez está más abierta a todo pensamiento avanzado, cosa que le honra. También quiero expresar públicamente, y aprovecho la ocasión que me brinda mi propio blog, que para eso es mío, puesto que nunca se sabe lo que puede pasarnos mañana, que yo también deseo ser ayudada a morir si el momento lo requiere y que por favor, este cuerpecito que me adorna lo donen a un hospital universitario para investigar, como hizo mi padre. Amén…
Comentarios
L.T
http://www.spkpfh.de/Andaluces_levantaos.htm
http://www.spkpfh.de/EutaNAZIsmo_primigeniamente_medico_protocolo.htm
http://www.spkpfh.de/Luxemburgo.htm
Perdona.
Respeto tu opinión
Saludos
Eva
Iván
En mi familia hemos vivido cómo nuestro padre "se fue" poco a poco, doliéndole hasta "el alma", como él decía.
Si fuese legal la eutanasia, podría haberse ido (mi padre) de manera consciente, hablando y rodeado de todos sus hijos y esposa, arropándolo al máximo.
Deberíamos tener la opción de terminar con el sufrimiento de personas con enfermedades, aunque en los últimos momentos siempre, no cuando haya esperanzas, de lo contrari sería asesinato. Por supuesto la persona tendría que estar de acuerdo o haberlo verbalizado con antelación.
les fastidia que saquen leyes que tachan de extremas, pero no sé por qué, cuando pasa el tiempo, son los más críticos los que la precisan y utilizan.(ejemplo: ley del aborto, ley de matrimonio gay, ley del divorcio...)
JML