El otoño y yo...

El otoño se adelanta, nos acosa antes de tiempo en el comienzo de este nuevo curso escolar (tengo la manía de contar mis años por cursos) y la vuelta al trabajo y la tensión que ello supone no arreglan nada. Odio esta estación, a pesar de sus bonitos colores, ocres y amarillos, que por otro lado no me lo parecen tanto. Son colores tristes, fríos, apagados. Cuando contemplo un paisaje otoñal, siento que alguien llora dentro de esa imagen, los colores se derraman como lágrimas y el viento imita al suspiro más amargo. Siempre he detestado el otoño… y la falta de luz, el frío colándose en mis huesos y la locura de no saber bien qué ropa colocarme cada mañana hacen que la melancolía y las sombras adornen estos meses de mi vida… Y nunca lo he podido evitar, menos aún ahora.
Dicen que el otoño es época de transición, sin duda es el puente entre el placentero verano, lleno de luz y colores cálidos y el crudo invierno que obliga al encierro. Pero curiosamente detesto más la estación otoñal que la invernal, ya que tras los meses de invierno siempre se avecina el buen tiempo de la ansiada primavera, pero mientras estoy viviendo el otoño, veo muy, muy lejos ese agradable estado de bienestar que se disfruta con el calor primaveral. Sin duda esta apreciación es muy subjetiva, ya que cada persona tiene una forma diferente de sentir y ver la vida y sé que muchos discreparán de esto que digo; aunque también sé que muchos otros lo aceptarán como algo propio.
Temo al frío, que penetra irreverente en mis frágiles huesos y me hace sentir hielo en mis pechos, hombros y pies. He leído en un texto sobre el otoño, que los individuos que representamos esta estación somos buenas personas, distraídos, amables y algo gruñones, como para no serlo cuando se te congelan hasta las ideas.
Acierta cuando afirma que necesitamos acostarnos temprano, debido a que estamos obligados a descansar mucho, ya que sentimos una fatiga física que nos sume en un rico estado de letargo permanente, aunque llevo 2 años sin dormir lo suficiente, tal vez porque esté en período de transformación, de lagarto dormilón a mosca quisquillosa y exaltada, así me va. Es más, en estos momentos desearía poder hibernar, dormir y no despertar hasta que los primeros rayos de sol calientes comiencen a caer sobre esta parte del planeta.
Sólo espero que los cambios que se avecinan me sean favorables, ése es mi deseo… y que todo transcurra con normalidad, como los días, los años, las estaciones de mi vida.
Comentarios
En cambio, te asiste la razón con el problema de no saber que ropa ponerte y tienes que asomarte, de buena mañana, para ver el tiempo que hace.
Por otra parte parte el otoño es para melancólicos y poetas.
En fin...
Saludos
En cambio el chiste de Lara por mucho que lo releo, no lo acabo de entender. Lo he contado tal cual y todos se quedan como yo, en blanco. Va en serio. Me lo puedes explicar.
L.T.
COLACADOS, BILBADO, JERSELES, COCHES GLISES, ETC...SON METEDURAS DE PATA DE PERSONAS QUE SE QUIEREN HACER "LOS FISNOS" HABLANDO ...ESA ES LA EXPLICACIÓN...NO HAY MÁS.
Y sí, marcaré yo el camino a seguir, a eso estoy dispuesta.eso está hecho.
Besos
Eva
J.C.M.
L.T.
Y desde aquí pido encarecidamente a los conocidos y amigos que me leen, que me consta, que escriban algún comentario...que ya está bien, no???jejejeje...
saluditos
¡¡¡¡Bravo por ti!!!
La primavera está bien pero cuando empieza mi alergia ya no tanto y el verano, lo odio. Es curioso porque el verano me pone triste, las ciudades se vacían, los amigos se van, y el calor es tal que no se puede salir hasta caída la noche.
Ah, muy buena respuesta la de Iván, me he partido de la risa.
La entrada estupenda y lo comentarios aún mejor.
Saludos, Esperanza