MI VIDA ES UNA RUEDA...

Ya habrá tiempo de cambiar la historia, pero creo que todos coincidirán conmigo en que la RUEDA es el mejor invento. Mi vida es como una rueda.

Mañana es jueves, pasado mañana viernes y así transcurren las semanas, siempre deseando que esa rueda gire y cuando llegas a un instante ansiado, pretendes emular a Cronos intentando detener las agujas del reloj con todas tus fuerzas para detener el tiempo… pero te resulta imposible, no tienes ni fuerza ni poder para hacerlo, sólo eres un ser humano. Y de nuevo llega el lunes, y así, sin parar, sigues marcando rayas en la pared de tu habitación como ese preso con cadena perpetua que desespera que algo extraordinario ocurra en su celda.

La rueda, mi rueda, sigue girando.

A veces parece cojear, porque tiene una astilla que le sale de uno de los radios, pero creo que lo he solucionado. Un poco de masilla por aquí y un lijado por allá y ahora esa cojera la disimula muy bien. Ahora se contonea cuando gira. Parece que al girar baile para seducirme y eso me gusta porque me hace sonreír. Gira paralela a mí y por tanto me sigue a todas partes y yo me siento segura, porque las ruedas hacen que te sientas segura, sobre todo si son redondas y no tienen astillas que se claven en mi delicada piel.

Una mañana la rueda se atascó en el camino, la empujé con suavidad para no dañarla, miré bien hacia el suelo con la curiosidad de una niña inocente y para mi sorpresa me encontré una piedra muy brillante que fue la causa de esa interrupción fortuita. Resplandecía con el sol y casi me cegó. La cogí y me la guardé en un bolsillo secreto, muy secreto. Allí seguirá siempre, la cuidaré con mimo.

La piedra no hizo daño a mi rueda, ésta sigue girando y yo agradezco habérmela encontrado…Mi bolsillo ahora parece una pequeña cueva que se ensancha de amor cada vez que rebusco en él, que son muchas veces a lo largo del día. Meto mi mano y la acaricio, puliéndola e impregnándola con la humedad de mis manos. Me hago una con la piedra y su delicadeza se confunde con la de mi piel. Si la aproximo al oído puedo sentir un pequeño pálpito. Dentro de esa piedra sé que hay vida y es mía. Entonces la acerco a mi corazón y ambos latidos se acompasan, a un mismo ritmo, siempre a un mismo ritmo... tic, tac, tic, tac…. ¿Quién dijo que las piedras fueran inanimadas?... alguien que no tenía corazón, seguro. Esta piedra es ya tan mía que forma parte de mi esencia. Yo le hablo y ella me responde con silencios. La siento callada y le recuerdo susurrándole al oído que las piedras preciosas duran para siempre, y que si la encontré no fue por casualidad. Le agradezco su silencio con una sonrisa que no sé si puede comprender, porque a veces se me olvida que justo en el centro de esa forma tan menuda hay algo que late muy fuerte y que sólo yo puedo oír. A veces creo lo que todos, que es sólo una piedra inanimada, pero no, a mí no me puede engañar, ya está dentro de mí, y ahí se quedará fundida.

Comprenderme no sé, pero sentirme sé que me siente, porque cuando yo noto frío y meto mi mano en el bolsillo secreto, mi piedra preciosa está helada como yo; entonces la tomo entre mis manos y la caliento emitiéndole despacio mi resuello más cálido. Si un día la tristeza me ahoga y la busco para sentirla cerca, mis manos se llenan de lágrimas, son las suyas. Y si el calor aprieta, rebusco y miro dentro para saber si sigue ahí o se ha derretido, y enseguida puedo oler su calor, un sudor muy especial que sólo desprenden las piedras preciosas, inconfundible porque huele a mí, YA QUE LA PIEDRA ESTÁ DENTRO DE MÍ Y YO FORMO PARTE DE LA PIEDRA.

LA ÚLTIMA PALABRA

Y pasó el tiempo

y, como siempre, el tiempo,

dijo la última palabra.

Máscaras y antifaces

rodaron por los suelos.

No rojos de vergüenza,

porque carecen de ella,

los farsantes, quedaron

por completo descubiertos.

Triunfante, la verdad,

por fin se impuso.

Sin embargo, el mal

ya estaba hecho

y, la verdad sea dicha,

apenas si alcanzó,

en resumen de cuentas,

para un triste consuelo.

No, no, no esperemos, amigos,

que pase y venga el tiempo

a decirnos la última palabra,

luchemos, sí, luchemos

porque surja y se diga,

la última palabra, aquí y ahora.

(JUAN CERVERA SANCHIS)

México D. F., 16 Marzo 2011

Comentarios

Etcétera ha dicho que…
Una aclaraciòn, la relaciòn con el poema de Juan Cervera para mí es mágica.... Al terminar de escribir mi post recibí su poema por email... Cada día recibo uno, lo escribiò el mismo día y casualmente trataba sobre el tiempo, la rueda de la vida.... Que nadie quede atascado/a con el verso donde habla de farsantes y de máscaras porque es lo menos relevante para mí.... La magia existe y las casualidades no.
Anónimo ha dicho que…
Precioso relato Eva. Que la rueda de tu vida siga girando y siempre te lleve directa a la felicidad. Cuida y mima esa piedrecita que forma parte de ti, que se vaya transformando contigo y te ayude en el camino.

Saluditos Eva
Etcétera ha dicho que…
Gracias "anònima de saluditos":
Sí, sí que intento mimarla, como mimé a tantas otras piedras que encontré en el camino y chocaron con mi rueda que gira y gira... espero que ésta no abra un agujero en mi bolsillo secreto y se pierda como hizo el resto.... Será por mimos, si es lo que mejor se me da, tú me conoces mejor que nadie.....
Besos siempre
Anónimo ha dicho que…
Yo tambien tengo una cueva secreta compartida y una piedra en el bolsillo que a veces se me va al zapato y mil lágrimas, y miedos y ganas de ser vivir esta primavera, y sueños y sombras y............susurros en silencio.
Un abrazo.
Ajolá
Anónimo ha dicho que…
Me ha gustado mucho el relato de la rueda y esa piedra preciosa a la que tanto mimas. Me encanta el párrafo que dice:

"miré bien hacia el suelo con la curiosidad de una niña inocente y para mi sorpresa me encontré una piedra muy brillante que fue la causa de esa interrupción fortuita. Resplandecía con el sol y casi me cegó. La cogí y me la guardé en un bolsillo secreto, muy secreto. Allí seguirá siempre, la cuidaré con mimo."

Es como volver a la inocencia.

Esperanza

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