La montaña rusa del amor...
Mientras me desayunaba hoy mi habitual cola-cao con unas gotas de café (sí, han leído bien, café con cola-cao, que es lo más parecido a un Capuchino que sé preparar ), he leído el post de Butterflied sobre una especie de encuentro consigo misma. Me encantan las relaciones tan locas que solemos hacer entre cosas tan aparentemente ajenas como son un tazón de cola-cao bien caliente y la vida misma. Ella se “echaba de menos”, decía. Yo también, por eso le agradezco que me haya servido de empujón para ensamblar algunas palabras y darles vida.
He visto la luz, la he
seguido durante varios días, como hizo Caroline en el film “Poltergeist”,
jajaja. Ahora me encuentro iluminada por un potente resplandor. Una luz
esclarecedora ha bendecido mi hogar, éste que me empeño en soportar sin remedio
porque es el que tengo y no puedo cambiar eso. Esta luz ha encendido mi alma y
me ha chivado al oído cosas que yo ya sabía y que estaban aletargadas bajo la
alfombra. No hay nada mejor que una limpieza general y una buena instalación
eléctrica para saborear la vida.
Había estado a oscuras mucho
tiempo, tanto que hasta llegué a atragantarme con el pasado. Y llegó el
momento. Alguien dio a la palanca y… “et voilá”, todas las bombillas se
iluminaron a la vez, como lo hacen las portadas de las ferias. Al principio me
asusté. Pensé que tanta luz de repente podría ser perjudicial para mis
delicados ojos, pero no, nada que ver con la realidad. A los pocos minutos mis
ojos se acostumbraron a la claridad. Ahora los colores son más intensos, lo veo
todo claro.
Ayer pensaba en la lluvia, en
el frío. Disfrutaba de ambos regalos de la Naturaleza. Frío y lluvia, dos cosas
que hasta hace bien poco me llenaban de tristeza, me hacían encogerme y me
bloqueaban el esqueleto. Ahora sonrío cuando llueve, pienso en besos. Ahora cuando tengo frío, pienso en abrazos.
Hoy han bajado mucho las temperaturas,
y aunque me considero la persona más friolera que conozco, y conozco a algunas
muy frioleras, este frío me sirve para congelar un único pensamiento: “Me
siento afortunada, lo tengo todo para estar plena y tengo la seguridad de hacer
felices a las personas que se acercan a mí”. Me concentro, lo congelo, congelo
ese pensamiento y sonrío como siempre. Tan simple como eso, tan fuerte como esa
reflexión es lo que ahora deseo para mí. Nada más y nada menos. Porque me he
despertado de un letargo y he condenado al ostracismo todo aquello que no vale
la pena. Es más, no voy a concentrarme más ni perder un solo minuto de mi
tiempo en pensar en ello. Sólo voy a considerar aquellas cosas que me hacen
sonreír, las pequeñas cosas, los detalles casi inapreciables para el grueso de
los mortales, por las que cada día me levanto, que son muchas. No pienso, hoy
al menos no lo haré, desperdiciar más tiempo.
En los últimos meses me he
cruzado en ocasiones conmigo misma por el pasillo de mi casa y casi no me he
reconocido. Hace dos o tres días, al salir del baño, tropecé con una sombra que
se parecía a mí y tuve un impulso. Me saludé de forma efusiva, regalándome un
abrazo de osa de los que hacen historia. ¡Me quiero!, me dije emocionada, sí… me
quiero tal como soy… ¿por qué no voy a gritarlo al mundo?. Mucha gente desconfía
de las personas que con buena fe presumen de sus propias virtudes, creyendo que
es un acto de prepotencia o soberbia. Pero se equivocan, he decidido ver mis
virtudes, que no mi ombligo, y dejar de observar el lado oscuro de la vida.
Esto sólo sirve para acercar de
puntillas a los fantasmas y alejar a los duendecillos sonrientes y llenos de
energía que siempre me rodean. Me encanta no tener que demostrar nada a las
personas que tengo cerca y quiero. Ser yo misma me basta. Siempre me han
querido por lo que soy y no tengo necesidad de gritar nada por las ventanas.
Cuando quiero a alguien se lo susurro al oído o le voy dejando semillitas en el
camino para que me encuentre, porque a veces me pierdo.
Ahora que el frío ha llegado,
me pondré por encima mi manta de color naranja, el color del atardecer, y
esperaré que todos los sueños se cumplan. Prepararé mientras tanto un cola-cao
para mí y un café cargado de ilusiones para ti.
(Y para amenizar este día, y cada día es una etapa nueva, os dejo una canción que me provoca mover el esqueleto. Disfrútenla )
Comentarios
Para los días buenos y los días malos, tendremos copas de vino blanco. :-) Para brindar por tu nueva sonrisa y apoyar las lágrimas que necesiten salir de vez en cuando.
Un abrazo enorme!!
sí, amiga, me siento feliz, por fin las cosas comienzan a resolverse, las piezas a encajar, las sonrisas a brotar como a mí me gusta... en fin, que la maquinaria sigue su curso y yo en otoño, fuera de todo pronóstico, sorío y mucho.
Besazos
Etcétera
Gracias por la compañía y tus palabras de este sábado. Creo que ese día fue un día importante para mí. Valoro muchísimo la amistad y pasar un buen rato con amigxs y encima si con momentos productivos, me parecen siempre días importantes.
Besos
Etcétera
Un abrazo fuerte
María
Gracias por tu visita
Besos
Etcétera
:-)))
Besos.Lenteja ;)
y ole y ole, yo creí que era rara por echarle cola-cao al café, o mejor dicho, en mi caso, café al cola-cao, y veo que no soy la única......jajajajaja...VIVA EL COLA-CAO!!!!!!!!!
BESITOS
Etcétera.
Adorei o que escreveste,quero saborear cada momento contigo,tu ao sabor do cola cao e eu ao sabor de um bom café...juntinhas na manta laranja,sabe bem,sabe tão bem misturar os sabores e cores e aproveitar com todos os sentidos esta loucura no bom "sentido"...
Tum Tum
lu-na
Sempre tua!
Un beso de lluvia para ti, preciosa portuguesita..........
etcétera
GUACA
TUM TUM
luna
*la maria portuguesa,olé!
Sólo espero que esta racha dure.
Besos
Etcétera
Muy bien, Eva, todo me parece estupen...
Besos de esos.
P.V