Mi ciclo de 7 X 7
“Cuando algo muere
simbólicamente, algo renace, surge algo nuevo, es un principio del ciclo de la
vida” ( El buentrato. Fina Sanz )
Siete por siete, los ciclos
que ya he vivido en esta dimensión. Casi nada y casi todo. Cuarenta y nueve
años. Mi séptimo ciclo. A partir de ahora dicen que ya nada queda, que es
generalmente un período elevado (esto me asusta un poco pero me emociona a la
vez) donde debemos dar el giro exacto, la vuelta de tuerca concreta, el camino
cierto por donde deseamos transitar los años que nos quedan por vivir. Es a
partir de aquí donde se suma “espiritualidad” más “espiritualidad”, es decir,
se combina el chacra 7º con el chacra 7º
( esto me da un subidón que no os podéis imaginar, jeje). Dicen que es el
periodo del amor desinteresado, menuda responsabilidad, donde no hay ya nada
que demostrar y empezamos a recoger los
frutos, buenos y menos buenos.
Hay quien afirma, con
estudios científicos incluidos, que las células de nuestro cuerpo se regeneran
cada siete años aproximadamente, y habrá personas que hasta justifiquen con
esto ciertas costumbres insanas, total, dentro de unos años tendré el hígado o
un corazón nuevo, dirán algunas personas… Para mí es bastante cuestionable esta
afirmación, y como no tengo respuesta, la tomo con pinzas. Me quedo más bien
con que nuestra vida, nuestra visión de todo lo que nos rodea y nuestra manera
de ESTAR en este mundo cambia casi por completo periódicamente, y esto es una
obviedad.
Por lo visto, según las
personas expertas en biorritmos, cada año cumplido se divide en siete periodos
de 52 días cada uno. En cada ciclo de 52 días intervienen por lo visto los
campos vibracionales de los planetas (¡¡¡cuánto me gusta esto!!!).
Los primeros 52 días después
de la fecha de cualquier cumpleaños son fundamentales, y para mí este año han
sido determinantes. En ellos tienes que sentar las bases para el resto de los
meses hasta completar el año, que concluirá cuando cumpla el siguiente, en mi
caso el quince de septiembre, el día en que nací.
Me costó resolver algunas situaciones, tomar decisiones
drásticas en mi vida, cosa que me originó una fuerte contractura que interpreté
maravillosamente, porque me escuché en silencio, pero que no supe expresar
hacia el exterior. Sí, fui yo y nadie más, con mis miedos y mi dificultad para comunicar
al resto del mundo lo que quería y lo que no quería en mi vida, la que me
provoqué ese malestar que duró varias semanas, lo justo para que todo se zanjara.
El dolor desapareció de manera sorprendente cuando las cosas se resolvieron, ya
en el segundo ciclo de 52 días, como tiene que ser, según dicen. Quedé aliviada
y muy tranquila. ¿Quizá tarde? …no importa, nunca es demasiado tarde, ni
tampoco demasiado temprano. El tiempo es el que es y el momento justo viene
dado, así que agradezco siempre y me relajo.
En esos días se fueron fraguando proyectos nuevos con los
que ahora me estoy ilusionando. También tuve sueños muy reveladores, algunos
vuelos lúcidos mientras dormía y mensajes que se han tatuado en mi cerebro
desde entonces. Estos los guardo para mí. El final del segundo ciclo después de
mi cumpleaños estuvo cargado de silencio, de escucha interior, de mucha paz,
reflexión personal y contacto con la naturaleza.
Unos días antes de comenzar el año 2017 empezó mi tercer
ciclo de 52 días, que concluirá a mitad de febrero aproximadamente. En estas
semanas que vienen no puedo actuar por impulso, tengo que dar pasitos firmes y
con mucha lucidez para no caerme, para no hacerme daño. Me recuerdo que estoy
en mi 7X7 de vida y eso es muy importante. Estoy muy atenta a todo y tomando
precauciones para actuar con calma y para que cualquier cambio que venga sea
positivo para mí y para las personas que me rodean y que por supuesto quiero.
Tengo que poner mucha atención al cuarto ciclo de 52
días, he leído que es buena etapa para proyectar o planificar el futuro, cuidándome
y protegiéndome el corazón, añado yo.
Pues bien, los ciclos de 52 días se sucederán a lo largo
de mi año y con ellos situaciones que tendré que trabajarme de la mejor forma.
Me emociona estar en esta etapa de mi vida, en este punto
sin retorno, sin vuelta atrás y sin ganas de mirar hacia el pasado más que para
recoger información necesaria para poder ordenar piezas claves; me ilusiona
comenzar esta nueva etapa de mi desarrollo en la que lo espiritual parece tener
mucha importancia. Tengo que entender que mis cambios físicos y mentales a
partir de ahora me van a permitir liberarme de lastres para poder volar
despacio hacia la meta, mi meta. Podría morirme ahora mismo y ya habría cerrado
mi ciclo, pero no me iré porque no es el momento. Sin duda he comprendido a lo
largo de estos años que yo no soy este cuerpo que me habita, que solo me lo
prestaron para transitar por esta densa dimensión.
Y cuando este presente se termine,
vendrán otros, cada ciclo es un presente nuevo y estamos viviendo ciclos
constantes. Mientras tanto, debo vivir aprovechando cada instante, cada soplo
de vida que me han regalado extra buscando lo que soy, investigando en mis
tripas y buceando cada pensamiento que tengo, buenos y malos, para escudriñar
mi trasfondo, mis puertas falsas, mis túneles infinitos.
Comentarios
Te deseo una entrada fecunda en este año y muchas entradas fecundas como esta. ¡Un abrazo de invierno!